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Noticia-Diario-de-Burgos-04-04-2016

Un nuevo topo mecánico prospera en el inestable subsuelo de la ciudad.

«La ingeniería burgalesa Aples desarrolla con éxito una técnica pionera de perforación dirigida entre gravas que ha permitido la construcción del colector de 17 kilómetros del Ubierna»
Perforar en Burgos y su entorno aluvial no es nada fácil. No son pocos los túneles que han sucumbido -como el famoso de la ronda norte- y las cimentaciones de fábricas en Villalonquéjar que se han tenido que reforzar para superar la inestabilidad del suelo de grava  y altos niveles freáticos que caracteriza la vega del Arlanzón. La construcción de los 17 kilómetros del colector del Ubierna no ha sido ajena a esta dificultad; es más, ha permitido el desarrollo con éxito de una combinación pionera de técnicas de perforación en horizontal de alta precisión que tendrá su aplicación en muchas ciudades enclavadas a las orillas de un río.
La hinca neumática guiada es obra de la ingeniería burgalesa Aples, famosa ya por su patente para canalizar las canaletas el cableado de seguridad de miles de kilómetros de AVE, y permite, mediante la combinación de tres maquinarias distintas, perforar en horizontal manteniendo las estrictas pendientes que requiere un colector, sea cual sea la estabilidad del terreno en el que se está actuando, en este caso muy débil.
El del Ubierna debe sortear de forma continua una pendiente de 30 metros desde su origen hasta la depuradora, una trayectoria de caída que es fundamental mantener para que las aguas residuales circulen por gravedad hasta la depuradora de Villalonquéjar en un recorrido de 17.235 metros y sin ningún estancamiento.
El sistema desarrollado por esta empresa familiar burgalesa, fundada por el ingeniero Eduardo Gómez y dirigida actualmente por su hijo Carlos, permite realizar perforaciones entre gravas variando la dirección de las mismas en función de las exigencias de pendiente. «Hay que entrar en un punto, mantener una trayectoria precisa y salir por el punto indicado», explica Carlos Gómez, quien añade que, hasta ahora, no existía una técnica única para realizar estos trabajos, por lo general complejos desde el punto de vista técnico y  económico.
Para ello acaban de adquirir una máquina de perforación dirigida de doble barrena, un ingenio alemán de más de 750.000 euros de coste y 18 toneladas de potencia, que ha posibilitado realizar actuaciones desde 30 y hasta 140 metros, sorteando la circunvalación de Burgos sin afectar para nada esta infraestructura. «Hemos tenido que realizar muchas perforaciones porque es un entorno plagado de accesos a fincas, la vía del tren, la circunvalación por varios puntos o la carretera del polígono de Villalonquéjar», explica Gómez.
La máquina de perforación dirigida realiza el primer trazado piloto bajo tierra respetando las cotas de entrada y salida. Posteriormente se instala la máquina de tracción, a la que se conecta un tubo de acero que se hincará en el subsuelo mediante golpeo neumático siempre dirigido. Una vez hincado el primer tubo se suelda el siguiente y así consecutivamente hasta completar la longitud de la perforación. Un tornillo sin fin limpiará el material del interior de los tubos. En el interior de los mismos se instalará el tubo de servicio que, en el caso del Ubierna, tiene un diámetro de entre 315 y 800 milímetros.
«El fabricante alemán de las tres máquinas que utilizamos creía que estábamos locos pero les hemos demostrado que sí se pueden combinar y suman: avanzas más rápido y llegas más lejos»